Bidó

Ilustración: Javier Berján

Bidó (Pecarí de collar)


Sus poros están recubiertos por  un pelaje oscuro, sus manos se tornan en pezuñas y su nariz en hocico, su cuello está dibujado por un collar blanco y así, liberado de su forma humana, en Bidó (puerco de monte) su espíritu podrá navegar por todos los mundos, debajo de los ríos.
Casimiro (Jaibaná Zroá) y sus Antumiás se disipan impetuosamente por las venas de un inframundo plagado de espíritus hambrientos. Afanados, se dirigen río abajo con su mirada cortante entre los mangles, inquietados por la fortuna de su pupilo: Ventura. Víctima de su propia bravura, Ventura recibió una ojeriza sentencia a la eternidad recóndita entre aquelarres y sinfines de torturas propiciada por los diablos de Kosasá de Lloró.
El aplacado follaje del monte favorizaba la resonancia del frágil preludio de una contienda entre demonios. 
Casimiro y sus Diablos-Antumiá, percibieron el aroma de Ventura en las riberas de Aibí  Ibuzromá (Playa Grande) y con el sigilo de tigre de monte, sorprendieron a los captores arrastrando del pelo a su presa detonando así una feroz batalla.
Durante el ocaso, raudos zarpazos y gruñidos espantosos tiñeron el río Indágueda de gruesas gotas escarlatas hasta que Ventura logró soltarse de las garras funestas y desaparecer en el estero. Apaleado, regresa al mundo real.

Jaibaná



En las profundas SELVAS del PACIFICO Colombiano, en las riveras de sus ríos,  habitan los GUARDIANES de la sabiduría de la naturaleza. Desde hace miles de años, los indígenas EMBERÁS,  cuidan la tierra y se comunican con los espíritus del agua, del viento, de las rocas, de  las plantas y de los animales.
Allí donde  la noche despierta en miles de sonidos y los bosques se hunden entre el  mar  y el ríos.
Cuentan que antiguamente… los JAIBANÁ,   o verdaderos Hombres, son quienes  viven entre el mundo de los espíritus  y el mundo real. Son los sabios chamanes de la selva, que tienen el deber de comunicarse con los espíritus de todos los seres para pedirles permiso, así sea para tomar un fruto o cazar un animal, tienen que pedirles permiso para no traer enfermedades o maleficios a su comunidad, también tienen el poder de transformarse en el animal que deseen, de curar a la gente y de traer la abundancia y la prosperidad  a sus  pueblos.
Pero… antes de ellos, fue el espíritu del agua,  llamado ANTUMIÁ quién enseña a los EMBERAS a valerse por si mismos para sobrevivir.

EL ANTUMIA
Visto desde lejos, parece un gigantesco hombre cubierto de pelos alborotados, con temibles garras y zagás mirada, vive debajo de los profundos ríos y su fuerza sobrehumana responde al llamado de su Jaibaná.
Aquí empieza la danza, la danza del Antumiá, un dialogo entre el espíritu del agua y un verdadero hombre o Jaibaná.

Colombia

Bidó, Tatabro, Pecarí de collar

(Tayassu albirostris), es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Tayassuidae. Destaca por ser una especie amansada por algunas tribus indígenas americanas, sin llegar a estar verdaderamente domesticada. Ciertas regiones, como la del Urabá (Colombia), se distinguían por la gran producción de este animal, cuyos ejemplares y carne se enviaban como artículo de intercambio a las tribus interioranas de la Serranía de Abibe y el noroeste de Antioquia a cambio de oro y algodón.

Pacífico Colombiano

Mapa linguistico «Embera»